En 1976, Lauda ganó cuatro de las primeras seis carreras. pero en Nurburgring sufrió graves heridas, que incluían terribles quemaduras al incendiarse su coche en el Gran Premio de Alemania. Tres pilotos se detuvieron para ayudarle: Harald Ertl, Guy Edwards y Arturo Merzario, al que más tarde Lauda le regaló un reloj de oro en agradecimiento. Al borda de la muerte, un sacerdote le administró la extremaunción. A pesar de ello volvió a las pistas tan solo seis semanas después.
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